jueves, 2 de febrero de 2017

Editorial

Si hay un recuerdo que, de alguna manera, reúne a todo estudiante del Colegio Alemán de Maracaibo, al menos en los últimos años, es un pequeño periódico que se entregaba cada vez que terminaba un año escolar. Un pequeño periódico que nos contaba lo más relevante acaecido en el colegio durante ese año escolar que expiraba. Ese periodiquito se llamó El Alemancito. Muchos de los que leen estas líneas lo recordarán con mucha nostalgia. El esfuerzo por mantenerlo siempre vigente fue de la muy querida profesora de Castellano y Literatura, María Elena Luzardo. No creo que se pueda pensar en él sin recordar a la profesora como tampoco se puede pensar en la profesora sin recordar al Alemancito. Siempre lleno de colores y las tiernas y balbucientes palabras de los jóvenes que apostaban por la escritura como mecanismo para expresar sus múltiples inquietudes. De pronto, esos colores pasaron a los grises que comenzaban a señalar que las cosas estaban cambiando. Que aquello que antes era facilidad plena, comenzaba a tornarse esfuerzo y sacrificio, y lo primero que se sacrificó fueron los colores. Sin embargo, lo compensaba la pasión de no dejar morir un sueño bonito que, al final, terminaba convocándonos a todos.

Integración, Educación y Fraternidad

Dr. Ángel Lombardi
Rector de la Universidad Católica Cecilio Acosta


La fraternidad como necesidad, más allá del valor principista y utópico del concepto de fraternidad, la palabra olvidada de la modernidad se convierte en un imperativo categórico moral, político y económico, por la sencilla razón de las múltiples amenazas que la humanidad padece.




Cuando una institución educativa logra llegar al 50 aniversario de su fundación sin haber puesto en riesgo nunca su calidad educativa y el préstamo de su servicio, más aun, en los tiempos que vivimos, es un acontecimiento digno de celebrar. El Colegio Alemán de Maracaibo, uno de los más prestigiosos del estado está cumpliendo medio siglo de funcionamiento. Más que felicitarlos, cosa que hago por medio de estas palabras, lo que, en todo caso, nos debería ocupar es reflexionar sobre lo que este acontecimiento implica y lo que, desde luego, compromete. Que el Colegio Alemán de Maracaibo cumpla 50 años es una invitación a todos los sectores académicos y productivos del país a no desfallecer a pesar de las complicaciones que vengan inmersas en la realidad y, al mismo tiempo, es asumir un compromiso con dos conceptos con los cuales la educación venezolana debe comprometerse de cara al futuro: integración y fraternidad.

La entrevista del mes

La entrevista de hoy es para la directora del Colegio Alemán de Maracaibo, profesora Isabel Reyes.
Por: Laura Navarro
Fotografías: Orlando Nava
5 año Sección A




Día del Maestro

Gabriela León
3 año Sección A

Un maestro es aquel que ayuda a sus alumnos a obtener el conocimiento 
desde el interior, el que trata de que el alumno lo descubra o lo deduzca por su cuenta.



La mayoría conoce el concepto de maestro como toda persona que posee los conocimientos y las habilidades necesarias para enseñar sobre algún tema en específico, se saben al pie de la letra los breves mensajes que aparecen en las efemérides y supone que los únicos maestros son los que llevan uniforme. Se cree que es suficiente saber esos hechos y que no se necesitan más explicaciones sobre lo que en realidad representan; pero, ¿esa es la realidad de lo que son?

El colegio desde aquí...

Ivanna López
Egresada. Promoción 32

Las paredes del colegio, en vez de amurallarme o comprimirme el pensamiento, hablaban y alentaban día a día mi espíritu para convertirme en quien soy hoy día, más allá de su frontera. 




La educación siempre ha constituido una pieza clave en el todavía desordenado rompecabezas que es mi vida. Sé que no suena muy “profesional” o confiable de mi parte que lo diga de esta manera, pues soy consciente de que la mayoría de las personas supondría que a estas alturas, y al haber pasado por la maravillosa institución que es el Colegio Alemán de Maracaibo, ya debería de ser una mujer hecha y derecha con el futuro asegurado, ¿no? Pues lamento enormemente si esta confesión llega a decepcionarlos, pero el hecho es que la realidad me obliga a ser honesta.